Todo el territorio de Algarra es montañoso, con algunos lugares muy abruptos. Predomina la roca caliza, y en parajes algarreños podemos encontrar gran variedad de minerales (casi todos los tipos de cuarzos, calcita, piroluxita...) y fósiles (ammonites, belemmites, gasterópodos, braquiópodos, echinoideas...). A lo largo del término podemos encontrar algunas elevaciones considerables (p.e. tenemos el Talayón, con 1599 m. de altura, en cuya cima encontramos un vértice geodésico, y la Atalaya, con 1585 m.), contrastando con grandes valles, como la Dehesa o Santerón. También son numerosas las simas y cuevas a lo largo de todo el lugar.
Si bien la mayoría son de escasa profundidad, podemos destacar la Sima del Cabrerizo, en plena Sierra de Santerón, cuya profundidad real no se conoce, y también la Sima del Carrascalejo, situada en la Dehesa, que consta de cinco galerías; el acceso a las últimas es bastante difícil, contrastando con la primera, que incluso está iluminada por luz solar. Resulta curioso el macizo conocido como "La Muela", un conjunto de montañas donde, entre infinitud de caminos de herradura, podemos encontrar un gran número de pequeñas cuevas, que hace años servían de refugio a pastores.
Al Noreste de La Muela encontramos, a dos kilómetros del pueblo, una cantera de caolín y feldespato, con su correspondiente planta limpiadora. Actualmente se encuentra en desuso, aunque hasta hace unos años tenía una apreciable producción. En la Peña del Agua, enfrente del pueblo, nace el río Algarra. Este río desemboca en los Ojos de Moya, desde donde pasa al Cabriel. Sus aguas se aprovechan para regar la vega de Algarra, donde existe una rica huerta.